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Director General: Armando Santibáñez Olivera
La inagotable figura de Andrés Henestrosa a los 119 años de

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30 nov 2025
La inagotable figura de Andrés Henestrosa a los 119 años de su natalicio
Anécdotas de Andrés Henestrosa
Ya cerca de los cien años, don Andrés Henestrosa siempre fue un hombre de buen comer, al igual que Miguel León Portilla. Don Víctor de la Cruz que era más joven que ellos, nunca les pudo llevar el ritmo, el doctor alguna vez nos contó que Henestrosa lo regañaba cuando se quejaba de su salud luego de rebasar los 60 años, "come lo que te apetece, por eso estás asi" le decía cuando los trigliceridos y la bilirrubina estaban altos. De León Portilla recuerda una vez que fueron a comer, que él pidió verduras al vapor y su maestro de tesis, que en ese entonces tenía más de 80 años, para burlarse de él pidió un tamal oaxaqueño.
Sobre el buen apetito del “viejo de Henestrosa”, cuenta Natalia Toledo que sentada en un restorán con Manuel Musalem Santiago “Tarú”, piloto aviador y expresidente de Juchitán, al ver que le servían verduras al vapor para comer, la poeta le reprochó su cuidado con la comida mientras que Henestrosa comía de todo a sus 100 años.
El militar juchiteco levantó la vista del plato y miró a la poeta conteniendo su coraje: “Henestrosa pa nusuhuacabe ti bladu gui jño, ¡qui ñu dxi niguixhe gasti! “A Henestrosa si le pusieran un plato con tornillos se lo comiera ¡en su vida pagó una cuenta!”.
El artista plástico Alfredo Cardona Chacón recuerda que de los encuentros etílicos en la casa de su padre el poeta Alfredo Cardona Peña, que el que podía tomar grandes cantidades de alcohol sin inmutarse era su tío Andrés, gracias al buen estado de su estómago, pues para mantenerse ecuánime degustaba una gran cantidad de alimentos, rivalizando con Carlos Pellicer que llegaba a comer hasta “treinta tamales”.
Macario Matus me expuso alguna vez frente a unas cervezas y botanas de La Choza en Juchitán, el conflicto entre Andrés Henestrosa y Gabriel López Chiñas, que inició cuando el ixhuateco se quejó con el capitán Jeremías López Chiñas de un supuesto ataque en su contra orquestado por Gabriel y el poeta Nazario Chacón Pineda.
El aguerrido militar, autor de Conejo y Coyote, furioso contra su enjuto hermano “agarró a patadas” a ambos vates. Ese viejo rencor fue removido cuando siendo editores de Neza Cubi Macario y Víctor de la Cruz acudieron a la oficina de Andrés Henestrosa, para recibir un apoyo económico para la revista (cosa excepcional porque el autor de Retrato de mi madre tenía fama de ser agarrado) y una colaboración para el siguiente número.
Gabriel López Chiñas que había apoyado con entusiasmo el proyecto editorial de los jóvenes escritores desde el principio, montó en cólera cuando vio un texto de Henestrosa en la revista y que aplazaba un texto suyo que apareció en el siguiente número en la que tuvieron que incluir una nota de Don Gabriel en donde prohibía que se citara obra suya y su nombre en Neza Cubi por la “notoria ingratitud” de ambos jóvenes.
Cité lo anterior para rememorar una anécdota que leí no se en dónde, cuando alguien, tal vez un periodista, le dijo a Henestrosa “dice Gabriel López Chiñas que la danza no dispersa", a lo que el de Ixhuatán reviró “está bien que lo haya dicho él, pero usted no ande repitiendo pendejadas”
Fueron muchos los detractores del político, los que hicieron circular entre verdad y mentira, anécdotas en donde el escritor no queda bien parado. Un poco como los chistes para denigrar al General Charis. Como cuando se supo en Juchitán un pasaje del libro “Entonces vivía yo en Ixhuatán y me llamaba Andrés Morales: Carta a Cibeles” cuando una mujer habla mal de la madre y de Henestrosa; éste en una ocasión que iba a caballo encuentra a la mujer referida en la calle y hace un demostración temible sobre el caballo, fue tal su gesto que la mujer le pidió perdón.
Los juchitecos le fueron a preguntar al hermano mayor Honorato Morales sobre la veracidad del hecho: “ñe neza caní Che Ndré ruiguiiba’ chahui mani chi biu Guidxiyaza la? (qué es cierto que Che Ndré fue buen jinete cuando vivió en Ixhuatán) a lo que el viejo terrateniente aclaró “Nazi biniguati ca ¡quesu yaa bitó nga lu guidxi!) Es mentiroso mi hermano ¡en una bandeja vendía queso fresco en el pueblo!
Sus detractores hicieron hacer creer que ganó su primer curul como diputado, al divertir a un candidato presidencial, bailando un son en uno de sus mítines políticos en Juchitán.
Empecemos por el principio en su historial político. Andrés Henestrosa subió al “carro de la Revolución” desde la época del presidente Miguel Alemán Valdés quien incorporó a todos sus cuates de la Escuela Nacional Preparatoria al gobierno, uno de ellos, Gabriel Ramos Millán, introdujo oficialmente a Don Andrés a “la familia revolucionaria” dándole chamba como titular del Departamento de Impuestos Especiales de la Tesorería del D.F. “allí el primer impuesto era yo” dijo sin empacho alguna vez Don Andrés.
Su incorporación a la política se dio en la campaña de Adolfo López Mateos, con quien coincidió en su juventud cuando fue cercano a José Vasconcelos y se metió de lleno en la campaña de este a la presidencia y sufrió la represión y Adolfo López Mateos recibió una herida en la cabeza.
Su cambio de camiseta lo justificó en una entrevista con Cristina Pacheco: “Llegué a la política porque López Mateos me prometió hacerme gobernador de Oaxaca. Había estado en la oposición y de pronto, al aceptar esta oferta, me contradije. Fui el último vasconcelista que se rindió”.
Sobre la anécdota de la danza que ejecutó Henestrosa durante el recibimiento a Adolfo López Mateos en Juchitán, el veterano periodista Armando Santibañez Olivera, recuerda que al igual que otros niños le permitieron sentarse en el suelo frente al estrado y al pie de los invitados especiales, desde donde presenció el baile de Andrés Henestrosa. “No sé si con su baile se ganó la diputación, pero bailaba muy bien” reconoció el fundador de El Satélite.
Antes de leer “Andanzas y recordanzas de Andrés Henestrosa” de Margarito Guerra que me fue obsequiado por su autor hace unas semanas, ya había leído la anécdota de cuando sale abrazado de un edificio de Salvador Novo.
Un borracho al toparlos les espetó entre otros insultos la de putos e hijos de la chingada. Con su gran humor Novo dijo” ¿cómo lo supo?” Andrés revira que el borracho le había atinado en todos menos en uno.
El poeta Jorge Magariño me comentó que una ocasión en el Congreso, encontrándose a José Murat en las escalinatas y muy cerca Henestrosa que era titular y el exgobernador su suplente, se le preguntó al entonces futuro gobernador que hacía en el recinto a lo que respondió con su conocida vociferación “esperando a que se muera el viejo para ocupar su lugar” a lo que Henestrosa al momento le respondió “Podrás heredar mi puesto pero nunca mi lugar” y efectivamente, así hoy celebramos al poeta y no al príncipe.
Gerardo Valdivieso Parada
Texto leído durante el Encuentro Literario y Feria del Libro "Otoño de la palabra" de Ixhuatán el 29 de noviembre de 2024.