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Director General: Armando Santibáñez Olivera

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29 sep 2025
Destacado yucateco coordinará un museo en Oaxaca
La semana pasada fue designado coordinador del Museo de la Plástica Oaxaqueña (MUPO) una de las personas más importantes de la cultura en nuestra entidad: el escritor, investigador, crítico, editor y promotor cultural Jorge Pech Casanova, quien ha publicado diversos libros tanto de su trabajo literario como de investigaciones dentro de las artes plásticas, y desempeñado puestos en el sector cultural en Oaxaca.
Ha contribuido con ensayos a más de 15 libros y catálogos de arte en diferentes estados de la República Mexicana; en 1999 se hizo acreedor al Premio Estatal de Ensayo “Carlos Echánove Trujillo”.
Recientemente presentó el libro de su autoría “Artistas de Oaxaca. Evocación de ausencias, vindicación de presencias”, editado por Almácigo Ediciones.
Por lo anterior, le realicé la siguiente entrevista escrita, en la que podemos ver algunas de sus opiniones y su perspectiva ante el nuevo encargo:
¿El arte ha sido algo vocacional?
Provengo de una familia yucateca de herreros que quiso que sus hijos se educaran en las artes, pero nunca tuvo recursos para darles ese tipo de formación. Así que tuve que esperar hasta tener cierta independencia económica para adentrarme en el estudio de la literatura, las artes plásticas y la música. Viviendo en Mérida, las primeras imágenes de arte que me fascinaron fueron las de una exposición de reproducciones de Rufino Tamayo, que sin saberlo sería fundamental para mi educación estética.
¿Cuántos años lleva abierto al público el MUPO?
Cumple 21 años de fundado (1 de octubre de 2004) como Museo de los Pintores Oaxaqueños y en 2025, a solicitud de numerosas mujeres artistas, se renombró como Museo de la Plástica Oaxaqueña para que su plataforma sea más incluyente.
¿Tiene un perfil museológico que responda a alguna tendencia o corriente plástica?
Dada la amplitud histórica del fenómeno artístico en Oaxaca, es difícil circunscribir a un período histórico o a una corriente determinada el perfil del MUPO. Admite desde la pintura virreinal de Miguel Cabrera hasta las manifestaciones del arte digital, el performance y otras disciplinas contemporáneas, pasando por la exhibición de los grandes maestros oaxaqueños del siglo XX (como Rufino Tamayo, Rodolfo Morales, Rodolfo Nieto y Francisco Toledo) y de los artistas con trayectoria que destacan en este siglo XXI.
¿Cómo ve usted el panorama de las artes visuales en Oaxaca?
En este momento hay una reformulación de paradigmas en el arte de Oaxaca. A seis años de la desaparición física del último gran maestro de las artes y la filantropía, Francisco Toledo, el modelo de promoción y elaboración artística que él practicó no tiene continuadores. Los artistas y las artistas están concentrados en sus creaciones personales, y solo sobreviven el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y el Centro de las Artes San Agustín como modelos del gran proyecto cultural, formativo y social que Toledo diseñó e impulsó.
Por otra parte, las mujeres artistas están ocupando, de manera colectiva e individual, sitios destacados que durante más de treinta años les fueron escasamente permitidos, lo cual habla de la potencia de las creadoras en Oaxaca. La sociedad oaxaqueña se abre a un nuevo paradigma de las artes que está en construcción y eso es esperanzador.
¿Qué significa para Oaxaca la existencia del MUPO?
El Museo se fundó para democratizar el acceso a una instancia museística digna a los creadores visuales de Oaxaca; con altibajos y contradicciones, ha sostenido ese propósito en sus veintiún años de existencia, y debe mantenerse como una opción para proyectar y difundir la creación de las artes visuales. No solo es un proyecto estético, sino una política pública muy necesaria ante la discriminación y la marginación social.
Los museos se han convertido en templos reservados a artistas consagrados. ¿Hay cabida para el arte emergente en el MUPO?
En diferentes momentos el MUPO dio cabida al arte emergente de Oaxaca, y esa parte de su vocación se ha reforzado con la gestión de la académica Nidia Martínez Esteva durante 2024 y 2025. Esperamos continuar ampliando la apertura al arte emergente.
¿Representa el MUPO la institucionalidad de la cultura de la región, o es una conjunción de regionalismo y universalización de la plástica?
Siguiendo la recomendación de Rufino Tamayo, el MUPO ha instado a sus expositores a expresarse en un lenguaje universal con acento propio. Unos más, otros menos, han seguido esa sugerencia. Creo que es una buena ruta a seguir.
Además de exposiciones temporales, ¿qué otras actividades plantea el Museo para relacionarse con la sociedad?
Ahora el MUPO pasa por una etapa de remodelación que era muy necesaria, desde 2010 su sede no había sido reparada ni rehabilitada. Al reabrir el museo en octubre, se desarrollarán actividades para la creación de nuevos públicos. Personalmente, creo que hay que recuperar el diálogo que el museo mantuvo entre 2004 y 2009 con el público infantil y juvenil. Es urgente encauzar a las niñeces y juventudes hacia este museo y otras instituciones culturales públicas.
¿El gremio de artistas apoyan las artes y las instituciones culturales en la entidad?
Hay proyectos muy interesantes de colectivos y colectivas de artistas dirigidos a la comunidad. En este momento el MUPO está colaborando por primera vez con la Fundación Takedarte y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca para la organización, realización y exhibición de la Octava Bienal Nacional de Gráfica Shinzaburo Takeda.
Es una colaboración inédita porque hasta ahora el MUPO solo había sido sede de exposiciones de esa bienal, sin involucrarse en su organización. El gobierno del estado contribuye con el financiamiento de los tres premios principales, lo cual también es una novedad.
¿Existe paralelismos en el desarrollo y promoción de las artes visuales entre Oaxaca y Yucatán, o se trata de formas distintas de entender la cultura como instrumento de educación?
Creo que los tristes ejemplos de la desaparición del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (Macay) y del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) parecen apuntar a un paralelo negativo. Sin embargo, en Oaxaca el remozamiento de los museos que son responsabilidad del gobierno estatal es un gran signo de comprensión e importancia de los museos como centros educativos de primer orden.
En cuanto a la situación en Mérida, hasta donde puedo percibir la autoridad municipal ha sostenido heroica y ejemplarmente las instalaciones museísticas, como el Centro Cultural Olimpo y el Museo de la Ciudad, frente a una política de cierres y repliegues en museos por parte de la administración estatal. Quizá habría que sugerir a esta última autoridad yucateca que mire el ejemplo del gobierno de Oaxaca, el cual está remozando y rehabilitando los museos públicos.
El merecido nombramiento al maestro Jorge Pech Casanova en Oaxaca nos lleva a pensar en ¿las trayectorias sirvieron en Yucatán para designar a los funcionarios culturales? y, a punto del primer año del gobierno, ¿se ha entendido que la cultura, particularmente en las artes visuales, no tiene colores, filiaciones políticas, ni son premios a la militancia partidista?
La cultura es incluyente y plural (cultural e ideológicamente), de diversidad de lenguajes estéticos-artísticos, y los museos son espacios necesarios para esa acercamiento, y el personal que los coordina o dirige debe tener una trayectoria que avale su designación.